Appearances can be deceiving {Cap. 9}




Las clases en la universidad habían terminado y Dianne se encontraba sin ánimo de nada.

Tenía por delante dos largos meses de vacaciones y trabajar en el restaurante no era su idea de terapia —pensaba ella acostada en su cama mientras se abrazaba a la chamarra que llevaba puesta, era la favorita de Mike, todavía estaba impregnada con su aroma.

Ya había pasado una semana desde la celebración de Sam por su cumpleaños y estaba totalmente devastada por la muerte de Michael.

La joven últimamente estaba irritable y de mal humor, faltaban solo dos semanas para el aniversario de la muerte de su padre y eso la deprimía aún más.

Se sentía muy deprimida, pero ahora no estaba su papá para llevarla a la cama y arroparla como cuando pequeña, no más historias divertidas antes de dormir o que le ahuyentara sus miedos, ni sus juegos o sus guerras de cosquillas. Ni Michael, no estaría su sonrisa, no vería más esos ojos azules, sentía su ausencia como si le hubieran quitado una parte de su ser, por más que lo intentó las lágrimas no paraban, no podía evitar recordar.



Flashback


Dianne jamás olvidaría ese 2 de febrero ni como había conocido al guapo muchacho de ojos azules en Texas.

Eran alrededor de la 1:00 p.m. cuando la chica vestida en su uniforme de porrista entraba corriendo en la comisaria donde trabajaba su padre, habían quedado de almorzar juntos y se le había hecho tarde ya que la práctica de ese día había durado más de lo acostumbrado aprovechando que no habían tenido clases. Sin previo aviso entró en su oficina sin pensar que podía estar con alguien más

—Lo siento papi pero la práctica duró más de lo previsto y…—su excusa quedó en el aire al ver un atractivo joven de cabello oscuro y enormes ojos azules sentado frente al escritorio con la cabeza baja.

El chico levantó la cabeza y en cuanto la vio le sonrió provocando que la adolescente se sonrojara, algo que a James Holls no le gustó en lo más mínimo, tomó a la chica del brazo y la sacó de la habitación.

—Jovencita ¿No te hemos enseñado a tocar la puerta antes de entrar? Ve con Lou y espérame ahí en lo que termino —la regaño señalando hacia donde se encontraba el otro detective—. ¿Y por qué vienes vestida así? Hace bastante frío —dijo poniéndole su saco en los hombros provocando que la chica volteara los ojos.

Lo que realmente quería el joven detective era cubrir el atuendo de la chica, no le gustaba que ningún hombre la mirara y menos el muchacho en su oficina después de todo era su princesa.

La joven se acercó al otro policía viendo como su padre regresaba a la oficina.

—Papá está de malas y por la cara del chico parece que está en problemas serios ¿Qué hizo? —preguntó curiosa.

—Así es Dianne, tú papá no ha dejado de gritarle la última media hora, lo arrestaron por provocar una manifestación en la universidad pero lo peor es que es el hijo de un agente del F.B.I. en Nueva York, ya le llamamos y viene para acá pero por lo que escuché parece que le dijo a Jim que lo pusiera en una celda hasta que él llegara —dijo en voz baja el hombre.

—Pobre, tener que escuchar el regaño de papá y tener que quedarse en una celda, seguro que su padre debe de estar furioso, no me gustaría estar en su lugar, Lou ¿Qué edad crees que tenga? Es guapo —comentaba la rubia mientras veía como el otro policía volteaba los ojos sonriendo.

Después de un rato vio que su padre salía con el muchacho agarrándolo del brazo y le decía a otro uniformado que lo llevaran a una celda y le dieran un uniforme, el muchacho levantó la vista y cuando la vio le sonrió nuevamente pero bajo la cabeza tratando de parecer arrepentido ante la mirada del detective. La adolescente se coló a donde estaban las celdas para ver nuevamente al joven en problemas, el ojiazul le dirigió una triste mirada lo que conmovió a la rubia que tuvo que salir al ser sorprendida por su molesto padre.

Una semana después el muchacho se apareció en la escuela cuando Dianne estaba por comenzar una de las prácticas en el gimnasio, al principio la chica se sorprendió de verlo ahí pero había algo en él que le inspiraba confianza y al mismo tiempo la atraía, no sabía si era su sonrisa traviesa o sus hermosos ojos azules.

—¿Eres el chico que estaba en la comisaria el otro día verdad, que haces por acá? —preguntó sin darse cuenta que sus compañeras veían intrigadas al muchacho.

—Hola me llamo Michael, Michael Gallagher, estaba por el rumbo y decidí pasar a presentarme, me di cuenta por tu uniforme que asistías a ésta preparatoria y quería preguntarte si querías ir a tomar un café conmigo —contestó sin timidez sonriéndole coquetamente.

—Hola yo soy Dianne, vaya eres directo, si me encantaría pero tengo primero que terminar la práctica, además tengo que pedirle permiso a mi mamá, entonces ¿Prefieres regresar más tarde o me esperas? Por cierto el color naranja no te favorece —esperaba que no se marchara.

El muchacho se rio por la broma y decidió quedarse a ver la práctica, la rubia se encogió de hombros y trató de actuar con la mayor naturalidad posible sobre todo cuando sus amigas le preguntaron quién era el atractivo joven que la miraba desde las gradas.


Desde ese día pasaban todo el tiempo que tenían libre juntos por lo que a nadie extraño cuando Mike y Dianne se hicieron novios. Cuando Susan conoció al muchacho le pareció encantador, era atento, educado, respetaba a su hija, la cual parecía estar loca por el chico pero estaba segura que cuando James lo conociera no iba a estar de acuerdo ya que ningún muchacho era lo suficientemente bueno para su princesa.

Por fin llegó el día en que su padre se enteraría de quién era su novio ya que tenía una fiesta y para cuando Mike pasará a recogerla, el detective estaría en casa.

Esa noche Susan habló con su marido para evitar que fuera a hacer una escena.

—Jim sé que no te causa ninguna gracia que Dy tenga novio pero tienes que entender que ya tiene 16 años, conozco al muchacho y es un chico correcto, educado y de buenas costumbres, prométeme que cuando llegue no lo vas a interrogar como si estuvieras en la comisaría ni vas a tratar de que se queden, tienen una fiesta y Dy está muy entusiasmada y no voy a permitir que tus celos le arruinen la noche —la mujer trataba de calmar los nervios que sentía ya que conocía a su marido.

—Pero Phoenix, mi princesa todavía es una niña ¿Qué tal si el tipo resulta ser un pervertido o un delincuente? Sería mejor que se quedaran aquí y les rentamos una película o vamos con ellos a cenar para que lo conozca mejor y en un par de años vemos si pueden salir solos —decía el hombre tratando de convencerla.

La mujer puso los ojos en blanco, estaba empezando a perder la paciencia.

—¿Y qué les quieres rentar, tal vez Blanca Nieves o Rapunzel? Por Dios Jim tienes que entender que ya no es una niña pequeña, eso funcionaba cuando tenía 7 u 8 años, prométeme que te vas a comportar —repitió ella.

—No, esas podrían darle ideas al fulano, había pensado en Peter Pan o Dumbo —continuo él.

En ese momento la rubia bajo la escalera, se veía hermosa con el atuendo que había elegido después de horas de probarse todo su guardarropa, en cuanto su padre la vio comenzó nuevamente.

—¿No pensarás salir vestida así cierto princesa, por qué no mejor nos quedamos todos juntos y vemos una película? Si quieres después los puedo llevar a comer pizza —insistió el detective pero desistió en cuanto vio la mirada de ambas—. Está bien lo prometo, no voy a actuar agresivo con el chico, le voy a dar una oportunidad.

En ese momento sonó el timbre de la puerta sin darles tiempo de reaccionar el castaño hombre abrió la puerta pero cuál sería su sorpresa al ver frente a él al muchacho que tiempo atrás había arrestado.

—¡Tú! No, definitivamente no —gritó de inmediato y sin darle tiempo de decir nada, le cerró la puerta en la cara—. de ninguna manera voy a dejar que mi princesa salga con un delincuente, ve a cambiarte de ropa que vamos a cenar fuera —dijo sin intentar cambiar de opinión.

—Mamá dile algo, papá lo prometiste —reclamó la adolescente molesta.

—James Nicholas Holls, no puedo creer lo grosero que fuiste con el muchacho, mira que cerrarle la puerta en la cara, vas a abrir esa puerta y vas a ser cordial con Michael o de lo contrario te juro que hoy duermes en el sofá —dijo de manera cortante y cuando el detective iba a abrir la boca para discutir, la mujer se cruzó de brazos dándole a entender que no iba a tolerarlo.

Al hombre no le quedó otro remedio que hacer lo que le pedía, lo último que deseaba era tener un enfrentamiento con su esposa por lo que abrió la puerta y dejo pasar al sorprendido ojiazul.

El muchacho tímidamente le ofreció su mano ya que el padre de la chica lo intimidaba, renuente el detective se la estrechó y antes de que se marcharan le advirtió que si le hacía algo a su hija, lo iba a meter en una celda y a tirar la llave lo que provocó la furia de la rubia que tomó al muchacho del brazo y salió azotando la puerta.

—No puedo creer lo que le dijiste ¿Te das cuenta de qué avergonzaste a Dianne frente a su novio? El chico no es ningún delincuente James, solo cometió un error como cualquier chico de su edad y antes de que digas nada más me voy al cuarto... Ah, por cierto, la cena está en el horno, buenas noches —sin darle tiempo a nada la mujer se marchó furiosa.

—Grandioso, lo que me faltaba mi hija sale con un delincuente y mi esposa está furiosa conmigo y para colmo ahora tengo que cenar solo pero la culpa de todo la tiene ese mocoso —murmuraba James enojado, sus ojos verdes echaban chispas.


Esa fue la primera de muchas discusiones que tuvo el padre con la adolescente quién no estaba dispuesta a dejar de ver al muchacho hasta que un día en un acto de rebeldía y solo para molestar a su padre, la chica se cortó el cabello y se lo tiño de rosa, cuando su padre la vio llegar su reacción no se hizo esperar.

—Dianne Nicole Holls ¿Qué demonios le hiciste a tú cabello? Jovencita mañana a primera hora vas a que te quiten ese… color y vas a estar castigada dos semanas ¿Quedó claro? —esperaba que su obediente hija hiciera lo que se le decía, nunca espero su respuesta.

—¡No! Es mi cabello y puedo hacer con él lo que me dé la gana, así que no lo voy a hacer, me gusta de este color y no me puedes obligar a cambiármelo y no puedes castigarme por eso, siempre quieres controlarnos en todo, por eso Tommy no quiso venir a Texas, joder seguro también está harto de tus malditas y estúpidas órdenes —contestó golpeando el suelo con su pie.

Como siempre que dejaba que su temperamento la dominara, de inmediato se arrepintió de lo dicho pero en el momento en que se iba a disculpar, su padre hizo algo que jamás se hubiera imaginado, le propinó tres fuertes palmadas en el trasero, las lágrimas de inmediato asomaron a los ojos de la joven.

—Es la última vez que me hablas así jovencita o la próxima vez te doy una tunda completa, vete a tu habitación, ahora Dianne —le dijo con un tono severo.

—¡Te odio! —gritó la rubia y corrió a su habitación llorando.

James se pasó la mano por el castaño cabello y miro a su esposa con tristeza.

—Por eso no quería que saliera con ese chico, desde que está saliendo con él tú hija se ha vuelto rebelde y grosera, antes jamás me hubiera hablado así ¿Dónde quedó mi princesa, la que siempre estaba feliz de verme? Yo pensé que la época de la rebeldía había quedado atrás y era exclusiva de Tommy —murmuró mientras la abrazaba.

Susan le acarició el cabello tratando de mitigar su tristeza, estaba sorprendida por su reacción ya que la única vez que James le había pegado a su hija había sido cuando tenía tres o cuatro años por jugar con su pistola.

—Tú princesa está creciendo y tienes que dejarla volar sola, Michael no tiene la culpa, es un buen chico y te puedo asegurar que no tuvo nada que ver con el nuevo “look” de Dianne, lo hizo por qué sabía que no te iba a gustar. Déjame hablar con ella, por cierto tenemos que esperar unos días para que se lo pinten o se le arruinaría el cabello, mejor acostúmbrate amor, ahora regreso. Por cierto ¿Por qué cada vez que los chicos hacen algo que no te gusta o se portan mal son mis hijos y el resto del tiempo son tu princesa y tu cachorro? —dijo alejándose para mirarlo a los ojos, el hombre se encogió de hombros.

La cazadora suspiro y se dirigió directamente al cuarto de su hija, cuando tocó a la puerta solo escuchó los sollozos de la chica por lo que decidió entrar para calmarla, la joven lloraba desconsolada mientras abrazaba el oso de peluche que le había dado James cuando era pequeña, a pesar de que su hija le pidió que se fuera, Susan se sentó en la cama a su lado y la abrazó y comenzó a acariciar su pelo hasta que estuvo más calmada y los sollozos disminuyeron.

—Suénate —dijo poniéndole un pañuelo desechable en su nariz, la rubia volteó los ojos ante lo infantil que sería que su madre la sonara como si tuviera 4 años—. Compláceme, sopla fuerte o prefieres que Mr. Chocolatoso se llene de mocos —el comentario provocó que Dianne pusiera cara de asco y revisara el estado de su peluche.

Después de tirar el pañuelo a la basura y lavarse las manos, Susan continuó acariciando el cabello de su hija mientras la tenía abrazada.

—Vas a hacer que me duerma —pero cuando sintió que lo dejaba de hacer rectificó—. Pero no dije que no lo hicieras, mamá ¿Por qué papá no quiere a Mike? Además me pegó —preguntó mientras Susan continuaba acariciando su cabello.

—Está celoso Dy, no quiere que nadie le robe tú cariño o que te vaya a lastimar, tu padre solo quiere protegerte, piensa que sigues siendo su pequeña y tú no se la pones fácil con tus berrinches —respondió levantando una ceja cuando la chica la miró a los ojos.

—Lo siento, no debí de hablarle así pero es que no sé por qué hizo tanto escándalo solo por el color de mi pelo, muchas de mis amigas lo hacen y sus padres no se ponen como locos —murmuró mientras luchaba por mantenerse despierta.

Entre el llanto y las caricias de su madre, el sueño la estaba venciendo.

—No es conmigo con quién tienes que disculparte cielo, además tienes que admitir que solo lo hiciste para molestarlo, duérmete un rato y cuando sea hora de cenar te despierto —replicó la mujer.

Dianne murmuró que no quería dormir, que no tenía sueño pero antes de que pudiera continuar hablando se quedó profundamente dormida, la cazadora al darse cuenta movió la cabeza sonriendo, la acomodó en su cama y la tapó con una manta antes de salir.




Michael al estar en la universidad frecuentemente asistía a las fiestas que organizaba su fraternidad, era una de las razones que provocaba más conflicto entre padre e hija ya que ella era menor de edad y en esas fiestas siempre había alcohol.

Una noche que James le prohibió a la chica asistir, ella sin pensarlo se escabulló por la ventana para encontrarse con su novio en casa de una de sus amigas.

Como siempre que llegaban a un lugar, todo el mundo tenía que ver con Mike que era el alma de las fiestas, algo que además disfrutaba ya que era bastante sociable, ella no era muy afecta a bailar pero no podía negarse cuando él chico le ponía ojos de cachorro abandonado.

Cuando Michael estacionó el auto afuera de su casa, la joven estaba nerviosa ya era la 1:58 y si sus padres se daban cuenta de su escapada seguro la iban a castigar, cada vez intentaba despedirse el muchacho la interrumpía besándola.

—Blue Eyes me tengo que ir, si mis padres me cachan… —nuevamente la besó.

—¿Sabes que te amo y que no importa lo que pase siempre vamos a estar juntos? —dijo mirándola con su grandes ojos azules, la joven asintió y ésta vez antes de salir corriendo para su casa, ella lo besó.

Esa escapada le costó estar castigada muchísimo tiempo ya que al escabullirse de regreso por la ventana, en cuanto entró en la habitación la luz se encendió, su padre la esperaba sentado en su cama.

Esas discusiones entre los dos tercos Holls continuaron durante meses hasta la muerte de James, por lo que tuvieron que regresar a Lawrence y no volvió a ver al atractivo joven hasta esa noche en que fue atacado.

Había ocasiones en que algún amigo mutuo le comentaba sobre el joven pero la rubia no se atrevía a llamarlo a pesar de lo mucho que lo extrañaba y deseaba que donde estuviera fuera feliz, todavía recordaba sus pasos y como había ocasiones que cuando caminaba, metía sus manos en los bolsillos del pantalón o como les gustaba caminar bajo la lluvia. La joven todavía podía sentir sus brazos alrededor de ella, eran cosas que jamás olvidaría.





Época Actual


Después de llorar por horas, finalmente el sueño la venció con el nombre del joven en sus labios: Michael, ese sería un nombre que jamás olvidaría.

A la mañana siguiente, la chica estaba decidida a hablar con su madre, no podía seguir así, tenía que salir y aun cuando habían pasado ya cuatro meses desde su encuentro con los vampiros y a pesar de que no le habían causado ningún daño y de que habían matado al ser que había atacado a Michael, su madre seguía un poco aprensiva con respecto a que saliera sola de noche o de que continuara usando algunas prendas de su novio muerto.

Cada vez que tenía que salir a algún sitio, siempre iba acompañada de uno de sus “guardaespaldas” como les llamaba últimamente a los tres chicos.

Susan se encontraba en su oficina, ocupada en los libros de contabilidad del restaurante cuando escuchó unos gritos que provenían del lugar.

—¡Thomas, grandísimo estúpido, bájame! —gritaba la joven golpeando con sus puños la espalda del chico.

Al salir de su oficina, vio al enorme muchacho cargando sobre su hombro a su hermana.

—¡¿Me pueden explicar que está pasando aquí? Tom baja a tu hermana por favor! —ordenó.

El muchacho la colocó en el suelo sin soltarla, la seguía reteniendo de la muñeca.

—Mamá le puedes decir que no necesito niñera, solo quiero salir a caminar un rato, necesito pensar —explicó la enfurecida joven.

Pero él negó con la cabeza sin soltarla, la chica se retorcía tratando de liberarse, gracias a Dios no había clientes en el lugar —pensó Susan.

Susan sabía que no podían seguir tratando a su hija como si fuera una niña pequeña, la chica necesitaba superar la muerte del muchacho, odiaba verla tan callada, en ocasiones la encontraba con los ojos llenos de lágrimas y la mirada ausente, sentada en el suelo de su habitación vistiendo alguna prenda del chico.

—Tommy suéltala por favor, no podemos seguir sobreprotegiéndola como hasta ahora, ella sabe cuidarse sola y tenemos que respetar sus decisiones —exigió nuevamente.

En ese momento el teléfono sonó, la chica aprovechó el momento para soltarse y dirigirse a la puerta del lugar, antes de salir giró la cabeza en dirección a su hermano, al ver que su madre no la veía, le sacó la lengua y echo a correr hacia la calle.

La mujer contestó la llamada, al ver a su hija salir, volteo a ver al chico y flexionando dos dedos le indicó que se acercara, no quería que saliera tras Dianne.

En el teléfono era Richard Burke, el abogado de la notaria que había llevado el asunto de la herencia de James.

—Perdón que la llame tan temprano Señora Holls pero ¿Será posible que pase por mi oficina hoy mismo? —preguntó ceremonioso el abogado.

Le explicó que por teléfono no podía darle muchos detalles pero que habían encontrado unos documentos de su finado marido.

Susan colgó intrigada, ¿Qué podía ser? Se preguntó, les habían entregado a ella y a Tommy una parte cuatro años atrás, y el resto junto con la parte que le correspondía a su hija se la entregarían al cumplir los 25 años o el día de su boda, lo que sucediera primero al igual que toda la información sobre la cadena hotelera según lo estipuló James en su testamento.

Una hora después se presentó en la notaria.

—Buenos días Señor Burke ¿Hay algún problema? —preguntó intrigada.

El hombre mayor delante de ella, le pidió que tomara asiento. Le explicó que desgraciadamente unos documentos que estaban anexos al testamento, se habían traspapelado y los encontraron la tarde anterior, tenían que habérselos entregado el día que Dianne había cumplido los 21 años.

Susan los revisó, los documentos eran para su hija y para Tom. Eran respecto a un viaje a Grecia, Jim sabía que la mitología griega era una de las pasiones de su hija, era su regalo de cumpleaños.

El abogado le explicó que ya todo estaba pagado y los boletos eran con fecha abierta. Esto no podía suceder en mejor momento pensó Susan mientras regresaba al restaurante.

Susan espero a la noche una vez que el restaurante estuviera cerrado para hablar con sus hijos, les pidió que se sentaran en la sala, les explico la llamada del abogado y su visita a la notaria.

Los dos muchachos la miraban sorprendidos, notó la duda en los ojos casi verdes del chico, lo conocía lo suficiente para saber qué cuando sus ojos adquirían tonalidades verdosas algo era lo que sucedía, le preocupaba su abuela, dejarla sola ya que su abuelo había muerto un año antes.

—¿Qué pasa Tommy? Si es por tu abuela, no te preocupes yo me hago cargo de ella y del restaurante, nada más avísale… ¿Hay algo más verdad? —preguntó buscando la esquiva mirada del muchacho.

El chico se levantó del sofá, evitando la mirada de su madre y se dirigió a la ventana.

—¿Por qué yo? Didi era su hija pero yo…— preguntó tratando de ocultar las lágrimas que comenzaban a llenar sus ojos.

La cazadora se levantó de su asiento y tomó al muchacho por una oreja llevándolo de regreso al sillón como si fuera un niño pequeño, una vez que estaba sentado lo soltó, el chico se frotaba la parte adolorida sin levantar la mirada.

—Thomas ¿me puedes explicar a qué te refieres con ese comentario, otra vez? Mírame cuando te estoy hablando —lo regaño duramente.

Cuando el muchacho levantó la mirada, las dos mujeres lo observaban, en su mirada se reflejaba el cariño que sentían por él, Susan se sentó en la mesita frente a él, tomando entre sus manos el rostro del joven.

—Tommy, no quiero volver a escucharte decir eso, siempre te hemos amado, tanto para Jim… —corrigió—…tanto para tu padre como para mí, siempre has sido nuestro hijo, exactamente igual que lo es Dy desde la muerte de tus padres biológicos o ¿alguna vez te hicimos sentir diferente, cuantas veces hablaron ese tema, papá y tú? —dijo mientras le limpiaba las lágrimas.

El muchacho negó con la cabeza, nunca habían hecho distinciones entre los dos chicos, y ese tema lo había hablado muchas veces con su padre, tratando de aligerar el momento Dianne le dio un empujón.

—Aclaremos las cosas mamá, papá no nos trataba igual, yo nunca fui tan revoltosa como Tommy Mouse, sin contar que yo soy más linda que él, además Grandulón ¿Vas a dejar que me vaya sola hasta allá, y si me encuentro a un monstruo que me quiera comer? Necesito a mi hermanito preferido —dijo bromeándolo mientras lo abrazaba.

—Monstruo, soy tu único hermano —le recordó sonriéndole.

Susan puso los ojos en blanco ante el dramatismo de su hija provocando la risa del chico, le alegraba ver que el humor de su hija estaba resurgiendo, desde la muerte del joven, su hija no había sonreído.

—Así que... ¿Con que fecha pido los boletos? —preguntó mirando las sonrisas que iluminaron ambos rostros.

A la mañana siguiente comenzaron los preparativos para el viaje, la muchacha emocionada no paraba de hablar, le explicaba a su hermano todos los lugares que iban a visitar, el muchacho la escuchaba interesado. También llamó a Sam para contarle y quedaron de verse para despedirse antes de partir, su madre los llevó de compras para adquirir lo que necesitaran para el viaje tenía que mantener a la joven lo más distraída posible, no quería que recayera en esa depresión.

El día que partieron, los Winchester los acompañaron al aeropuerto. Dean iba de muy mal humor, no le parecía correcto que Susan permitiera que Dianne y Tom viajaran solos y menos después de lo que había sucedido con Mike, por lo que se dedicó todo el trayecto a molestar a la chica.

—No puedo esperar para tener por fin un poco de tranquilidad sin el constante parloteo de Dianne —comentó en voz alta el joven cazador.

—Cállate idiota —respondió ella dándole un golpe en la cabeza.

John estaba molesto por el comportamiento de su hijo, normalmente no era tan grosero con ella.

—Dean, ya basta. Fierecilla pórtate bien y tú Tommy cuídala —lo amonestó su padre antes de aconsejar a los chicos Holls.

Al momento de las despedidas, de la única persona que no se despidieron fue de Dean, Susan tenía lágrimas en los ojos pero trató de ocultarlas.

Una vez de regreso al auto, Sam observaba a su hermano, cada minuto que pasaba su humor empeoraba.

—Qué Dean ¿Celoso? —se burlaba su hermano menor ya que Dean no sabía que los otros dos jóvenes eran como hermanos.

La mirada que recibió como respuesta podía congelar el mismo infierno.
John y Susan solo intercambiaron una mirada y se sonrieron, Sam tenía razón era evidente que al joven cazador los celos lo carcomían por dentro.


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Después de doce horas entre vuelo y aeropuertos, los dos jóvenes estaban agotados. Tom lo único que deseaba era llegar al hotel y dormir pero su hermana no compartía la misma idea, por lo que prácticamente lo arrastró de un lugar a otro después de registrarse en el hotel y llamar a su madre para avisarle que habían llegado bien y darle el número de la suite, no entendían de donde había sacado dinero su padre para pagarla a menos que sus abuelos lo hubieran hecho lo cual les pareció poco probable, era una suite con dos habitaciones comunicadas entre sí.

Recorrieron las calles de Atenas a pie, Dianne quería ver a la gente, tiendas, en fin todo pero para el chico ya era demasiado, la amenazó con llevarla cargando si no regresaban en ese momento, ella accedió ya que también se encontraba cansada.

Al día siguiente decidieron ir por la noche al cine, exhibían una película de terror, un clásico.

A la joven no le gustaban pensó que era perder el tiempo pero quiso complacer a su hermano, la película la asustó para diversión de él.

—¿Cómo te puedes asustar Monstruo, con todo lo que tú ves? Fueron un montón de malos efectos, lo clásico la mujer va por un callejón, ve sombras acechándola, oye ruidos y se pregunta ¿es real o su imaginación? Y mucha sangre, era obvio la muerte en la regadera y además si sabe que algo pasa ¿Por qué sale sola? —sonriéndole mientras salían del cine.

Caminaban por un callejón de regreso al hotel sin saber que eran observados.

—Bueno Grandulón, así son esas películas, no todo el mundo tiene a Tommy Mouse para defenderlo —dijo abrazándose a él.

Cada dos días llamaban a Susan para contarle como les iba, llevaban ya una semana en Grecia.

—Hola ma, ¡Auxilio! Ya no la aguanto, el pequeño monstruo cree que soy su esclavo, nunca me gustó la escuela y con ella he recorrido más museos y ruinas que en toda mi vida… si ya sé que es cultura pero acabo agotado, para ir a ver unas columnas hicimos más de hora y media… si la vista valió la pena además tu hija no para de tomar fotografías —se quejaba amargamente mientras escuchaba los comentarios de su madre.

Le pasó el aparato a la chica que lo miraba divertida, le contó que las columnas a las que se refería su hermano era el Templo de Poseidón a 65 kms de Atenas, también le contó sobre La Acrópolis y el Templo de Zeus que era el más grande de toda Grecia, a los cuales solo podías llegar a pie en la cima de una colina, los interminables museos que habían visitado.

Después de hablar con la cazadora, decidieron salir a caminar, iban por una pequeña calle cuando vieron una taberna con mesitas en la calle.

—¿Qué te parece si cenamos ahí? Parece un lugar agradable —preguntó Dianne señalando el lugar.

Ordenaron platillos típicos del lugar como las Spanakopitas que eran unos triangulitos de pasta filo rellenos de queso feta y espinacas, Moussaka que era a base de carne de cordero, berenjenas, papas y una ensalada con tomates, aceitunas negras, queso de cabra y pepino.

Tom entabló conversación con el dueño del lugar, que le explicó la elaboración de los platillos y le dijo en dónde podía comprar libros de cocina griega, mientras el chico conversaba, en otra mesa un atractivo muchacho de cabello color arena y ojos verdes observaba a la joven.

—Perdón no pude evitar verte, me llamo Alexander ¿no eres de aquí, verdad, vienes con tu novio? —preguntó mientras se presentaba.

La joven le sonrió, tratando de disimular el dejo de tristeza que sintió cuando escuchó la palabra y pensó nuevamente en Michael, se quitó el recuerdo de la mente, invitándolo a sentarse ya que le pareció simpático.

—Mi novio ¿Quién él? Nah, es mi hermano, me llamo Dianne, venimos de vacaciones —dijo señalando a Tom que se encontraba en la barra.

El joven le comentó que era antropólogo y que se encontraba realizando unas investigaciones, le explicó de qué trataban, cosa que de inmediato cautivo la atención de la chica.

— ¿Te puedo invitar una copa de Oúzo? es una bebida hecha de Anís y uvas —pasándole una copa.

De pronto una mano la interceptó, al levantar sorprendida la mirada se encontró con Tom que miraba desconfiado y con cara de pocos amigos al nuevo amigo de Dianne.

—Mi hermana no toma alcohol —dijo de manera cortante.

Los dos hombres se miraron muy serios, Tom no se movió del lugar donde se encontraba al lado de la joven.

Intentando relajar la situación, Dianne los presentó y le contó a su hermano respecto del otro joven.

Estuvieron conversando por un buen rato, quedaron de verse al día siguiente, el joven rubio se ofreció para hacerles un recorrido por la zona.

De regreso al hotel, la joven cazadora estalló en su contra.

—¡Tom, deja de ser tan celoso, te portaste muy grosero con Alex, no todos los hombres que se me acerquen quieren seducirme o matarme, mamá te dijo que puedo cuidarme sola,…assh… vete al demonio! —gritó la chica furiosa.

El muchacho asintió muy serio y le respondió que si eso era lo que ella quería por él estaba bien, le explicó que su intención era protegerla, se dio media vuelta y se marchó rumbo a su habitación.

Los siguientes días estuvieron saliendo con Alex, la chica simpatizaba mucho con él, los llevó a visitar el Templo de Atenea Nike que era el más hermoso, le explicó que conmemoraba la victoria contra los persas en la batalla de Salamina, el Pórtico conocido como Las Cariátides ubicado al sur de la Acrópolis dedicado a Pandrosia, fueron al teatro de Dionisio y al Museo Arqueológico.

El atractivo rubio tenía cautivada a la cazadora pero a su hermano lo ignoraba por completo, Tom desconfiaba del otro joven.

Esa noche los invitó a bailar al lugar de moda, la joven se arregló especialmente, cuando fue a la habitación de su hermano lo encontró recostado en la cama mirando la televisión, la ignoró por completo.

—¿No te has cambiado, no vas a venir con nosotros? —preguntó al ver que llevaba puesto el pantalón de la pijama y una camiseta—. Vamos Grandulón, ¿sigues enojado conmigo, no me vas a hablar? Al menos dime como luzco —preguntó dando una vuelta.

El joven le dio una rápida mirada y se encogió de hombros regresando la vista al televisor, al ver la actitud de su hermano la joven salió furiosa de la habitación.

En el lobby ya la esperaba Alex, que le sonrió al verla.

—Luces hermosa, pensé que iba a salir con mi amiga a bailar pero creo que mejor voy a llevar a ésta despampanante modelo a cenar al mejor lugar de Atenas —dijo mientras le daba un beso en la mejilla.

Se dirigieron al automóvil estacionado afuera era un deportivo convertible, una vez dentro puso el motor en marcha y se perdieron entre las calles de la isla.




En la habitación Tom se sentía intranquilo, no confiaba en ese hombre, estaba amaneciendo, habían pasado ya varias horas desde que Dianne se marchara, tenía un mal presentimiento, no debió de dejarla ir sola con ese tipo — pensó mientras se paseaba como león enjaulado, cuando escuchó ruido en la otra habitación, tocó la puerta con los nudillos.

—Buenas días Monstruo, vengo a disculparme por cómo te traté, te veías preciosa, ya sabes que tú hermano es un poco celoso pero es por lo mucho que te quiero y me preocupa que no has mencionado a ya sabes… —acercándose para abrazarla.

Al joven también lo tenía preocupado la negativa de hablar sobre su novio muerto, estaba encerrando su dolor dentro de ella y eso no era bueno, actuaba como si nunca hubiera sucedido. La joven se volvió mirándolo fríamente y dio un paso hacia atrás.

—No me toques Thomas y deja de llamarme monstruo me llamo Dianne. No me interesan tus disculpas ni nada que venga de ti, aclaremos una cosa, no eres mi hermano, solo eres un pobre huérfano que mis padres recogieron por lástima y referente a Michael, él ya está muerto y yo soy joven y tengo que vivir la vida —dijo la rubia de forma hiriente.

El muchacho no podía creer lo que escuchaba, la joven nunca le había hablado de esa manera por más enojada que estuviera, era como si fuera otra persona, de repente se dio cuenta que las maletas de la chica estaban preparadas.

—Antes de que hagas una de tus acostumbradas estúpidas preguntas, las maletas están hechas por que me voy con Alex en su yate a recorrer las islas, y por favor no vayas a empezar a llorar, si supieras lo patético que te ves, solo mamá te aguanta por que le sirves bien pero yo estoy harta de ti —adelantó de manera burlona al ver el asombro del muchacho.

En ese momento llamó a la puerta un empleado del hotel, la joven le abrió y el hombre entró y salió llevándose las maletas. Tom no entendía lo que sucedía estaba en estado de shock, la chica le sonrió maliciosamente y salió de la habitación.

El muchacho se quedó parado viendo la habitación vacía, en cuanto reaccionó salió corriendo por las escaleras rumbo al lobby para detenerla, le debía una explicación la mocosa pensó y sobre su cadáver se iba a ir con el tipo ese, ¿Qué le pasaba a su hermana? El hombre que decía era el amor de su vida, tenía unas semanas de muerto y ahora ella se marchaba de paseo con otro, no era que Tom quisiera que la joven guardara luto por siempre pero su reacción lo desconcertaba.

Al llegar a la recepción, preguntó dónde se encontraba pero desgraciadamente ya se había ido, la chica del mostrador le comentó que la habitación ya estaba pagada y que la señorita Holls le había comentado que regresaba en una semana.

Tom tenía una semana para encontrarla ya que la fecha de regreso de los boletos era en ocho días. Sin contar que si su madre se enteraba, era hombre muerto, tenía que investigar a cuál de las islas se había marchado.




Dianne despertó aturdida, no reconocía el lugar pero por lo que alcanzaba a ver se trata de un subterráneo. La chica se encontraba atada a una columna de concreto, poco a poco comenzó a recordar lo sucedido, se encontraba en un club con Alex, tomó un par de copas y eso era todo, había perdido el sentido.

—Vaya por fin despertaste —escuchó una voz a su lado pero al mirar la procedencia, se quedó petrificada.

Era como verse al espejo, lucía y sonaba exactamente como ella, tenía que ser un metamorfo pensó, nunca se había enfrentado ella a uno pero su madre le había contado todo sobre ellos.

— ¿Quién eres y qué quieres? —preguntó la joven

El metamorfo le sonrió malévolamente, le contestó que era un ser “incomprendido”, solitario y gracias a ella iba a experimentar lo que era tener una familia ya que su intención era ir a Lawrence para hacerse pasar por ella.

—Respecto a ¿Quién soy? Me conociste como Alex, fuiste una presa bastante fácil, tan ingenua deseosa de mitigar el dolor que sientes por haber tenido que matar al chico y gracias a tu rebeldía con tu guardaespaldas… no te preocupes tu querido Tommy está bien, dolido por lo que le dijiste, fuiste una niña muy mala con él —respondió burlándose al ver su mirada angustiada.

La joven no temía por su vida porque sabía que los metamorfos necesitaban a sus víctimas vivas ya que era la única forma de tener los recuerdos y de conservar la conexión mental con ellas.

Confiaba que su hermano no se diera por vencido y la encontrara pronto.

En el hotel, Tom estaba desesperado, había averiguado que Grecia tenía unas 200 islas habitadas, al día siguiente saldría para buscar en las más famosas, empezaría por Mykonos, eran alrededor de veinte, esa noche tenía que llamar a su madre para que no sospechara nada.

—Hola ma, ¿Todo bien por allá…como está la abuela…y tú? Me da gusto, ¿Didi? Ah mmh...… este, ya se durmió, sigue triste por lo de ya sabes quién, sabes tenía un terrible dolor de cabeza pero me dijo que te mandaba besos y saludos a los Winchester, quería avisarte para que no te preocupes que mañana salimos en una excursión por las islas, no te vamos a poder llamar en unos días… yo le digo bye —odiaba mentirle pero no podía decirle que el pequeño monstruo se había ido con un tipo.

Esa noche se acostó pensando en las últimas palabras que le dijo la chica y en su partida, la mocosa tenía muchas cosas que explicarle respecto a su actitud.


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En el avión el metamorfo se hizo pasar nuevamente por Alex, Dianne trataba de actuar lo más normal posible, la había amenazado con matar a su gente si no hacia lo que él decía como seguramente ya había hecho con el verdadero arqueólogo.

Una vez en Lawrence buscó un lugar subterráneo ya que a ese tipo de criaturas les gustaban los lugares oscuros, necesitaba unos días para aclimatarse, iba a tomar el lugar de la joven por lo que salía solo en las noches para vigilar tanto a Susan como a los tres Winchester.

La joven trató de escapar en una ocasión pero como estaba muy débil no llegó muy lejos sin que la descubriera y a punta de golpes la regresara al lugar, tenía que idear un plan.

—No me obligues a matarte, tendría que buscar con quién sustituirte, no creo que quieras que vaya tras mami ¿O tal vez podría ser el dulce Sammy o tu querido Dean? No me veas así sé todo lo que piensas y sientes, compórtate como diría John —dijo dándole unas palmadas en la mejilla.

Ver como la criatura se transformaba era asqueroso, se quitaba la piel, uñas y cabello, era una masa viscosa y la dejaba a un lado como hacen las víboras, para convertirse nuevamente en la chica.

El metamorfo salió rumbo al restaurante de las Holls tenía que hacer su mejor interpretación.

Cuando entró en el lugar con sus maletas Susan de inmediato vio a su “hija” llorosa y con el rostro desencajado, en ese instante corrió a su lado.

—Dy ¿Qué haces aquí, qué pasó hija, donde está Tommy? —preguntó pero al ver que estallaba en llanto la abrazó con fuerza.

El metamorfo le contó que había tenido una terrible pelea con Tom por qué había golpeado a un chico qué había conocido allá, solo por qué se interesaba en ella, que la había insultado y que había llegado al extremo de pegarle a ella.

—Mamá se puso como loco, salía todas las noches y llegaba tomado, la última vez que llamaste no me quiso dejar hablar contigo para que no te contara todo lo que pasaba, nunca lo había visto así, me dijo que por lo menos al estar muerto, Mike se había podido librar de mi —mentía la criatura.

Le dijo que esa era la razón por la que se había regresado del viaje ella sola aprovechando que Tom se había ido a recorrer las islas con unas mujeres que había conocido dejándola sola y sin dinero.

—Voy a matar a ese bastardo —exclamó Dean, sorprendiendo a Susan que no los había visto.

Unos minutos antes habían llegado los tres Winchester a tiempo para escuchar la historia, en su papel de Dianne, la criatura se abrazó a John llorando con más fuerza.

—Tranquila cariño, estás a salvo nadie te va a lastimar, te aseguro que si ese chico perdió el juicio en cuanto yo lo vea, lo va a recuperar, Shh respira —decía el cazador mientras le acariciaba el cabello y la abrazaba con fuerza.

Susan estaba demasiado enojada como para darse cuenta de la farsa pero no sucedió lo mismo con Sam, conocía demasiado bien a su amiga y sabía que no era una niña desvalida que no se hubiera podido defender, además sabía que Tom la adoraba, estaba pasando algo raro, él jamás habría herido a la chica y mucho menos mencionando a Michael —pensó el joven.

La mujer la acompaño a su habitación para que descansara una vez solo el metamorfo sonrió había sido sencillo engañarlos y despertar su enojo en contra del chico, no tenía de qué preocuparse si el joven regresaba, después de todo si contaba lo que realmente había pasado ¿A quién le iban a creer?

Al día siguiente, Susan llamó al hotel para ver si ya habría regresado Tom, tenía que explicarle su comportamiento, le comunicaron a la habitación.

—Hola Tommy, ¿Cómo va todo por allá?… Uh huh suena divertido ¿me podrías comunicar con Dy?... Con que salió a caminar —la mujer perdió la paciencia al escuchar las mentiras de su hijo, habría querido darle la oportunidad de que le contara lo que sucedía—. ¡Ya basta de mentiras Thomas, Dianne se encuentra aquí y me contó lo sucedido, quiero que tomes el primer vuelo de regreso, si sabes lo que te conviene! —le gritó cortando la llamada.

No podía creer lo que sucedía, la última vez que le había mentido fue en su etapa de rebeldía cuando era un adolescente, en esa época Jim y ella habían tenido problemas con el niño ya que había comenzado a beber y constantemente estaba involucrado en peleas, era bastante rebelde, pero ahora era diferente, era un buen muchacho y ese comportamiento no era el habitual.

Tenía que averiguar que había desatado esa actitud en él.

En el pueblo se habían desatado una serie de sucesos extraños así como un par de desapariciones por lo que los Winchester comenzaron a investigar. Sam se encontraba distraído en la computadora portátil, lo que molestaba a su hermano.

—¿Sigues con los correos, qué les cuentas a tus amigos de Stanford? —preguntó molesto.

Sam lo observó, no entendía a qué se refería Dean, éste le preguntó si les contaba a qué se dedicaba, el otro chico le contestó que platicaban de otras cosas, simplemente omitía esa clase de actividades.

—O sea que les mientes, no te preocupes hermanito sé que en nuestro trabajo no se pueden tener muchos amigos y tienes que mentir —dijo sarcásticamente.

Al chico no le gustó como sonaba eso pero sabía que su hermano tenía razón, los únicos amigos que tenían y que no sabían a que se dedicaban eran los Holls, todos los demás eran cazadores, decidió que lo mejor era cambiar el tema.

—Encontré algunas cosas sobre lo que está pasando en el pueblo, según algunas personas vieron a los supuestos asesinos en dos lugares a la vez, en algunas culturas se piensa que hay criaturas que se pueden transformar en lo que quieran, me suena a un metamorfo rondando.

En ese momento entró John en la habitación les dijo que estaba de acuerdo con las conjeturas de Sam, había seguido un rastro y encontró varios cambios de piel en los subterráneos, lo raro era que el rastro pasaba cerca de casa de Susan les comentó.

Sam les preguntó si no estaría relacionado con el regreso tan extraño de Dianne y su comportamiento, los dos cazadores lo miraron como si no comprendieran.

—Didi actúa diferente ¿Desde cuándo es tan dócil y cariñosa contigo papá y no te has dado cuenta que no ha peleado con Dean ni una sola vez? —comentó, necesitaban comprobarlo.

Salieron a investigar, siguiendo un rastro de piel pero lo perdieron, parecía como si de repente desapareciera.

De pronto el menor de los Winchester vio a la chica y la siguió.

—Hey, tú no eres mi amiga, ¿Quién eres y donde está ella? —apuntándole con un arma, la criatura le sonrió y lo golpeó dejándolo inconsciente.

El chico se despertó en un subterráneo iluminado solo por velas, estaba amarrado, la criatura le dijo que dejara de preguntar por la chica y que se preocupara por el mismo, también le contó cosas de su vida, actuaba como si fuera ella, le dijo que su hermano le tenía envidia por la vida que llevaba, además de cosas que él había comentado solo con la chica.

También le contó que sentía que todo el que la quería la abandonaba como su padre y su novio, que a la larga sabía que ellos también la iban a dejar, pero tenía sus ventajas esa vida, estaba conociendo gente nueva, iba a ver si su mami y John la querían tanto como decían, después lo golpeó y se fue.

Tom llegó al pueblo y decidió pasar a su casa a dejar las maletas y ver a su abuela antes de enfrentarse con su madre. Se preguntaba que le habría dicho su hermanita para que estuviese tan enojada con él, sabía que le molestaban las mentiras pero nunca la había oído de ese modo.

Al entrar en el restaurante se encontró con una Susan furiosa con él, le ordenó se fuera al interior de la casa y la esperara en su habitación, el chico obedeció de inmediato.

Su madre le encargó el lugar a Daphne, a esa hora no había mucha clientela y entró en la casa, se dirigió directo a la habitación del muchacho que estaba sentado en la cama y le propinó dos bofetadas, el joven la veía sorprendido, su madre jamás le había pegado.

—Thomas, exijo una explicación a tú comportamiento, primero me has mentido varias veces y no te atrevas a negarlo y segundo ya me contó Dianne lo que pasó ¿Con que volviste a las andadas? Creí que tú padre había dejado muy claro lo que pensábamos del abuso del alcohol y las peleas y además como te atreviste a maltratar a tu hermana, lo que le dijiste sobre Mike. Estoy muy decepcionada de ti —dijo la enfurecida mujer.

El muchacho no entendía a qué se refería respecto al abuso del alcohol, su madre sabía qué hacía años que no tomaba, solo había sido una etapa de rebeldía y ¿maltratar a su hermana? Jamás lo haría, ¿por qué la chica había inventado todo eso? —pensaba el muchacho dolido, se levantó de la cama, alejándose de ella.

El muchacho le contó su versión de lo que había sucedido en la isla y el por qué le había mentido, le dijo que sentía mucho el haberla decepcionado y que estaba agradecido con ellos por qué el hombre que era ahora, era debido a lo que le habían enseñado.

—Sé que estuvo mal el mentirte pero en ese momento no supe cómo decirte lo que ocurría, tienes razón papá me enseño muchas cosas, lo correcto y lo que no, sobre el abuso del alcohol, que la familia es lo más importante. Papá fue estricto conmigo pero él jamás fue injusto, lo siento mamá lo mejor es que me vaya —se dio la media vuelta y se marchó.

El muchacho fue directo a su casa a cambiarse de ropa, tenía que sacar todo lo que llevaba dentro y una de las formas que le enseño su padre, era que corriendo podía desahogarse.

Mientras corría le venían a la mente las palabras de Dianne, la mirada enfurecida de su madre pero también los recuerdos de cuando era solo un jovencito, cada vez que estaba enfermo, en sus partidos de football, en su baile de graduación, ellos estuvieron ahí siempre.

Sin que se diera cuenta llegó al cementerio donde estaba la tumba de su padre, tenía que hablar con él, James se había convertido en su padre y su mejor amigo, siempre que se sentía triste o con algún problema, hablar con él le ayudaba.

—Hola pa, necesito platicar contigo, tú sabes lo que realmente pasó, ayúdame a entender por qué Dianne está mintiendo así, papá te necesito me haces mucha falta, en este momento me siento solo…te prometí que nunca me iba a volver a embriagar y lo he cumplido ¿Por qué está pasando esto, acaso mamá y Dianne ya se cansaron de mí? —mientras hablaba las lágrimas fluían lo mismo que sus recuerdos.

El muchacho se sentía como si algo le oprimiera el pecho, era la misma sensación que había sentido cuando Will le dio la noticia de la muerte de James años atrás.





Flashback



Will Harvelle se encontraba acomodando algunas cajas en el bar cuando vio a Bobby Singer entrar en el lugar.

—Hola Singer —lo saludó sonriéndole pero por su expresión se dio cuenta que no traía buenas nuevas—. ¿Qué pasa Bobby, le pasó algo a los muchachos o a John? —preguntó el cazador más joven alarmado.

El otro hombre solo negó con la cabeza y tuvo que apoyarse en una de las mesas para no caer.

—Siéntate, si no se trata de los Winchester entonces cuéntame qué te pasa ¿Murió alguien? —preguntó titubeando.

El otro hombre asintió con pesar, tomó aire tratando de recomponerse.

—Jimmy, Jimmy Holls, Susan me llamó hace unas horas parece que un bastardo iba a atacar a Dianne y Jimmy la defendió y el infeliz lo mató —Bobby tuvo que hacer una pausa ya que sentía un nudo en la garganta—. Salgo en el siguiente vuelo a Texas, Susan y la pequeña me necesitan pero necesito pedirte un gran favor, entenderé si te niegas. Tommy no sabe nada y prefiere que sea alguien conocido quien le dé la noticia, intenté llamar a Caleb pero él y Anne están en Inglaterra con sus suegros, todavía no sé si el funeral va a ser allá o lo van a traer a Lawrence —explicó el angustiado cazador.

Will se pasó la mano por la cara, no le gustaba nada tener que ser él quién le dijera al chico de la muerte de su padre no podía negarle eso a su amigo, sabía el profundo dolor por el que estaba pasando Bobby ya que quería al detective como su hermano menor.

—Por supuesto Bobby, no te preocupes yo me encargo de decirle al chico, tú vete y avísame que deciden, apúntame la dirección del muchacho —dijo extendiéndole papel y pluma.

El cazador rubio después de ver partir al hombre le contó a su esposa Ellen lo sucedido y un par de horas después manejaba rumbo a Lawrence.

Durante el trayecto, Will pensaba en cómo darle la terrible noticia al muchacho ya que no lo conocía lo suficiente, solo habían coincidido él y su padre en casa de Bobby a lo mucho tres veces y no sabía cómo iba a reaccionar.

En cuanto llegó al pueblo busco un motel para alojarse y cambiarse de ropa ya que sin alguna explicación lógica a pesar de estar en pleno mayo, había comenzado a nevar e inmediatamente después se dirigió a casa de los Parker.

Una anciana de aspecto bastante dulce le abrió la puerta sonriéndole, el rubio cazador se presentó y le dijo que estaba buscando a Tom Parker, la mujer lo invitó a pasar y le explicó su parentesco con el muchacho después de contarle que el joven no tardaría en llegar ya que había ido a hacer algunos encargos, minutos después se les unió un hombre mayor que Will supuso era su marido, ambos ancianos estaban intrigados por la visita del cazador por lo que les explicó la razón de su visita.

Cuando Tom llegó acompañado de una muchacha castaña le sorprendió ver al amigo de Bobby en su casa.

—Hola Will ¿Qué andas haciendo por acá, viene también tío Bobby? Perdón que no los presenté, William Harvelle es un amigo de mi tío Bobby ella es mi novia Vanessa Trent —preguntó mientras dejaba las bolsas que llevaba en la cocina—. ¿Qué pasa, abuela por qué estás llorando? —preguntó al ver a la anciana sollozando abrazada de su marido.

—No muchacho Bobby no viene conmigo, ven Tom por favor siéntate necesito decirte algo, se trata de Jim.

Una vez que Will le explicó lo sucedido, el enorme muchacho se levantó y salió furioso de la cocina, la chica trató de detenerlo pero le dijo que no lo tocará y corrió a su habitación, Will le dijo a la chica que lo mejor era dejarlo solo pero en eso escucharon varios golpes en el muro. Cuando trataron de entrar se percataron de que la puerta estaba cerrada con llave por lo que el cazador tuvo que forzarla.

Una vez que Will logró abrir la puerta se sorprendió de lo que vio, el muchacho furioso golpeaba la pared y arrojaba cuanto estaba a su alcance, una de sus manos tenía un corte largo y sangraba bastante.

—¡Es mi culpa, si hubiera ido con ellos esto no estaría pasando, todo es por mi culpa! —gritaba desesperado.

—Basta Tom, nada de esto fue tu culpa, fue un maldito asaltante —Will trataba de calmarlo mientras lo abrazaba.

El alto pelinegro luchaba por soltarse pero el otro hombre era más fuerte, después de un rato de forcejear el muchacho se dio por vencido y comenzó a llorar.

—Por favor Will dime que no es cierto, papá no puede estar muerto, él no…por favor él no…prometió que jamás iba a abandonarme…lo prometió —repetía una y otra vez.

Después de bastante rato cuando sus abuelos asustados percibieron que no paraba de llorar, llamaron a un médico quién tuvo que sedarlo. Al día siguiente Bobby llamó por teléfono al rubio para avisarle que regresarían en un par de días, el funeral se iba a llevar a cabo en Lawrence.

Desde que despertó, el muchacho no salió de su habitación y no emitió ningún sentimiento aún durante el funeral no derramó una sola lágrima, su rostro no expresaba emoción alguna. Después del sepelio habló con sus abuelos y les comunicó que regresaba a vivir por un tiempo con las Holls a lo que ellos estuvieron de acuerdo.

Al paso de cierto tiempo y con la rutina que se había establecido, el muchacho comenzó a regresar a la normalidad pero cada vez que se mencionaba el tema, el chico lo evadía al igual que el hablar de sus sentimientos con respecto al asunto, esa fue una de las razones por las que el muchacho terminó su noviazgo con la joven Trent, insistía demasiado en saber sobre sus sentimientos.




Época Actual


Poco a poco la ira y la frustración fueron desapareciendo conforme el muchacho hablaba sentado en el suelo ante la tumba de James.

En el restaurante Susan pensaba en lo que su hijo le había dicho, había comenzado a dudar de si lo que Dianne le había contado era verdad ¿Pero por qué su hija mentiría? Tenía que averiguar la verdad.

Al rato llegaron Dean y John preguntando por Sam pero la mujer les dijo que no había ido por ahí en todo el día, el hombre había comenzado a pensar si lo que sospechaba su hijo menor, sería verdad ya que había visto a la chica coquetearle a Dean descaradamente.

El cazador le preguntó a Susan qué había pasado con Tom, ésta le contó lo sucedido y lo que el chico le había contado, las dos versiones eran diametralmente opuestas, eso reafirmaba la sospecha que tenía. El hombre se ofreció para hablar con el muchacho pero antes tenía que encontrar a Sammy, estaba preocupado por su desaparición.

En el subterráneo el chico buscaba la forma de escapar, había logrado aflojar sus ataduras cuando escuchó un quejido al fondo, una vez que logró soltarse fue a ver de qué se trataba, encontró para su sorpresa a su amiga cubierta de pies a cabeza con una manta.

—Didi ¿Estás bien? —preguntó al verla golpeada.

La joven cazadora le contó que lo último que recordaba era estar en Atenas cenando en un club con Alex, tomar un par de copas y era todo despertó ahí, le preguntó al chico donde estaban y qué hacía él ahí, fingiendo temor.
El muchacho le contestó que era una historia larga que luego se la contaría, lo primero era escapar antes que su captor regresara.

Sam le hizo saber a su padre que estaban a salvo sin entrar en detalles ya que no podía contarle del metamorfo frente a la chica pero le aviso que iban a esconderse a la casa de ellos. John se dirigió a casa de Tom quería hablar con el muchacho y preguntarle si había tomado algunas fotos o videos en Grecia.

Dean se encontraba con la criatura en casa de las Holls repentinamente se puso melosa con él, le decía que se sentía sola, que realmente no había amado al otro joven y que le gustaría estar con él, cuando lo comenzó a besar, el joven cazador se espantó por su actitud y la rechazó.

—Woah, woah, espera un momento niña ¿No crees que vas muy rápido? No me van las relaciones tan aceleradas y si tú madre nos ve, me mata y ni hablar de mi padre, además ¿Ya olvidaste a Mike? —le dijo apartándose lo que causó la furia de la criatura que salió corriendo, tomando el Impala del joven.

El mayor de los Winchester estaba con el joven Parker viendo los videos y se dio cuenta del brillo de los ojos en el tal Alex, confirmando que era un metamorfo. Tranquilizó al chico asegurándole que pronto todo se arreglaría, ya que le había comentado que pensaba marcharse del pueblo, ya había hablado con el tío Bobby, el cazador le aconsejó que no se precipitara, le dijo que su madre lo amaba y todo tenía arreglo probablemente había sido un malentendido, él joven no escuchaba razones y le contestó que no quería ni verla ni hablar con ella.

John salió de la casa y llamó al teléfono móvil de su hijo mayor, le contó su descubrimiento y que Sam estaba con la verdadera Fierecilla en su casa, el joven cazador estaba furioso de que esa cosa hubiera tocado a su bebé, así llamaba a su coche, su padre le pidió que regresará a la casa para idear un plan, le advirtió que no fuera solo a los subterráneos. Dean encontró su auto abandonado.

—Lo siento papá pero sabes que no tengo paciencia —dijo hablando solo y se lanzó dentro de una alcantarilla.

Su padre le volvió a llamar al muchacho, preocupado ya que Sammy había tenido una visión donde la criatura atacaba a su hermano mayor en el subterráneo, John le pidió a su hijo menor que llevara a la chica a su casa y que lo alcanzara, presentía que su hijo mayor estaba en problemas.

Al ver a su hija en esas condiciones se sorprendió, la chica le contó lo que realmente había pasado, la cazadora quería salir a matar al maldito pero sabía que con los Winchester ahí, no se podía arriesgar a ser descubierta, lo tendría que dejar en sus manos.
Sam y John se encontraban en los túneles, le dijo a su hijo que se encontraban cerca, el chico le preguntó que como lo sabía.

—Por qué hay un trozo de piel colgando cerca de tu cara —contestó divertido al ver la cara de asco de su hijo menor.

Más adelante escucharon la voz de Dean, discutía con alguien más cuando se acercaron vieron que la criatura trataba de matar al muchacho con un cuchillo, en ese momento John le disparó una bala de plata matándolo al instante, después de ver que su hijo estaba ileso, quemaron los restos y decidieron regresar a casa de las Holls para darles alguna explicación.

John les contó que habían descubierto en el lugar que el secuestrador había drogado a Dianne por eso la chica no recordaba su comportamiento reciente y había contado esa historia de su hermano, se había logrado escapar pero la había capturado nuevamente y es cuando Sam la encontró en los túneles.

Las dos mujeres les hicieron pensar que creían todo lo que les habían contado.
Susan se volvió hacia su hija y le dijo que entonces lo que le había contado Tommy era verdad, tenían que hablar con él lo antes posible, John les contó de los planes del muchacho, ella le pidió si lo podía traer a su casa ya que si ella lo buscaba, él se podía negar.

—Por cierto señorita, tú y yo vamos a tener una conversación respecto a tú comportamiento en Grecia —dijo mirando seriamente a su hija.

Los Winchester se despidieron, John quería ir a hablar con Tom antes de que se fuera, Dianne no era la única en problemas, el cazador también tenía que hablar con su hijo mayor respecto a desobedecer cierta orden que le había dado. La mentira y la desobediencia eran dos de las cosas que John Winchester no toleraba.

Esa noche Susan no pudo dormir ya que se sentía terriblemente culpable por el trató que le había dado a su hijo, lo había lastimado tanto moralmente como físicamente, tenía que pensar como resarcir el daño causado al muchacho.

A la mañana siguiente, se presentó el cazador con el muchacho, le había dado la misma explicación que a las Holls. El muchacho no quería estar ahí, tenía que poner sus pensamientos en orden, en su mirada se reflejaba su descontento.

—John, te lo agradezco tanto, eres un hombre ocupado y me has ayudado mucho con este problema —dijo dándole un beso en la mejilla.

Él le contestó que no tenía nada que agradecer, eran amigos y además quería a los chicos Holls, tenían casi la misma edad que sus hijos, sabía lo que era lidiar con dos jóvenes impulsivos y obstinados.

Cuando Susan se acercó a su hijo, el chico dio un paso hacia atrás, esto impactó a la mujer que miró al cazador junto a él, John solo movió la cabeza y cruzó los brazos.

—¡Tommy!… ¿Recuerdas la… conversación que tuvimos hace un momento, no prometiste al menos darle a tu madre una oportunidad hijo, vas a hacer otra rabieta? Después de todo, tú le mentiste o tal vez quieras que tú y yo tengamos otra conversación —empleando el mismo tono de advertencia que utilizaba con sus hijos.

El chico negó y regresó al lugar inicial dócilmente, era difícil negarse a una orden del cazador y menos cuando te amenazaba con una de sus “pláticas”. La mujer los miró a los dos ante las palabras de John, vio que su hijo había bajado la mirada, parecía más un niño de cinco que un hombre de 27, su rostro estaba rojo como un tomate, se veía avergonzado por el recuerdo de la plática con el cazador.
En ese momento la mujer enfureció, sabía lo que había sucedido.

—John Eric Winchester ¿Cómo te atreviste? Te pedí que trajeras a mi hijo a casa no que lo obligaras y mucho menos que le pegaras, a mis hijos nadie los toca! —le gritó la enfurecida madre.

El hombre se encogió de hombros pero su actitud despreocupada cambio cuando vio la mirada de la mujer.

—Tranquila Sue, solo fue un poco de persuasión no lo deje lisiado, tú niño está bien, se comportó como un niño en medio de una rabieta y lo traté como tal, lo mejor es que me vaya, nos vemos compórtate Tommy —retrocedió alzando las manos tratando de calmar a la mujer, se dio la media vuelta y salió del lugar sonriendo.

Mientras caminaba rumbo a su camioneta el hombre pensaba que se había enfrentado a todo tipo de ser sobrenatural pero no existía nada comparado con una madre que siente amenazados a sus cachorros, eso era algo a lo que no quería enfrentarse jamás.

El muchacho sonreía ante la escena, pensaba que no había nada que intimidara al cazador como su madre lo acababa de hacer para defenderlo, sabía que cuando su madre se enojaba era mejor poner tierra de por medio.

Al oír los gritos de su madre, Dianne salió de su habitación para ver qué pasaba, una vez que John se marchó las dos mujeres le explicaron todo lo sucedido.

—Tommy siento mucho lo sucedido, fui muy injusta contigo no te di la menor oportunidad, debí de confiar más en ti ¿Puedes perdonarme? —estaba preocupada por la reacción del muchacho frente a ella.

El chico la miraba muy serio asimilando lo ocurrido los últimos días, su expresión se relajó, asintió con la cabeza sonriéndole, se acercó tímidamente a ella pero cuando vio que su madre le abría los brazos, la abrazó con fuerza.

Estaba de humor para gastarle una broma a su hija le dijo al chico al oído, sabía que su hija odiaba que los tratara como niños pequeños.

Tomó el rostro de su hijo entre sus manos guiñándole un ojo a lo que el chico le sonrió, en ese momento puso su expresión de cachorro abandonado.

—Tommy mi cielo ¿Estás bien, ese malvado Winchester lastimó a mi niño? —dijo como si estuviera consolando a un pequeño de tres años esperando la reacción de la chica.

El chico asintió e hizo un puchero mientras se frotaba el trasero, la mujer trató de no reírse de la actitud infantil que había adoptado su hijo. La respuesta de la joven no se hizo esperar.

—¡Por Dios quiero vomitar! Mamá le estás hablando a un hombre adulto que mide más de 1.90 como si fuera un niñito y tú Grandulón ¿Por qué no te defendiste de John, que soy la única madura aquí? —dijo la chica molesta.

Los dos se rieron de la reacción de la joven que en ese momento puso los ojos en blanco.

—Ooh créeme hermanita que luché, pero para un hombre de su edad John Winchester es bastante fuerte y tiene sus mañas para someterte, además tú tampoco te creas tan madura pequeño monstruo —dijo mientras la cargaba y le hacía cosquillas.

La cazadora sonreía al ver que la normalidad regresaba a su casa, veía a los dos jóvenes reír mientras su hija trataba de liberarse de las manos de su hermano.

Susan decidió no abrir el restaurante ese día, necesitaban ese tiempo como familia después de lo sucedido, más tarde ordenaron una pizza.
Mientras comían Dianne observaba a su madre y a su hermano mayor.

—Mamá ¿Tú y papá nunca pensaron en adoptar, me refiero legalmente a Tommy? —le preguntó.

La cazadora la miró sorprendida y Tom se atragantó con el pedazo de pizza que tenía en su boca.

—Muchas veces lo hablamos, queríamos tener a tu hermano de tiempo completo por eso siempre ha tenido su habitación en la casa pero no era lo correcto.

Le contó que en esa época después de la muerte de sus padres, Tommy se volvió un niño rebelde, grosero constantemente estaba metido en líos. Por eso su abuelo acudió con ellos para pedirles ayuda, sabía que los Holls sentían cariño por el chico y de la amistad de Jimmy con su hijo, el detective se comprometió a ver por el chico y su educación. Poco tiempo después comenzaron a hablar respecto a adoptarlo legalmente pero decidieron que no sería justo para los abuelos del niño, haber perdido a su hijo y que ellos les quitaran a su único nieto. Decidieron que querían a Tommy sin importar si se apellidaba Parker o Holls para ellos era su hijo, iba a tener los mismos privilegios y las mismas obligaciones que Dianne.




Flashback


Esa mañana los Holls fueron al hospital encontrándose ahí con los ancianos Parker con los que habían tenido una conversación la noche anterior, les habían pedido ser tutores de su nieto y compartir la custodia con ellos.

Los Parker sabían que ellos ya eran muy viejos para criar a un jovencito de 13 años, Jim era el mejor amigo de su difunto hijo y tanto él como su esposa adoraban al chiquillo, la pareja estaban dispuestos a aceptar el ofrecimiento pero antes querían saber la opinión del muchachito.

En cuanto el adolescente escuchó que debían hablar con él de inmediato se inquietó solo podía significar una cosa: estaba en problemas.

Susan se sentó junto a él en la cama y mientras con una mano le acariciaba el revuelto cabello con la otra le tomaba la mano para tranquilizarlo en tanto Jim le explicaba al jovencito la situación.

El corazón de Tommy latía a mil por hora, pensaba que él era el culpable de la muerte de sus padres y que lo iban a encarcelar, al levantar su angustiada mirada se dio cuenta de que todos sonreían y eso lo confundió aún más, de pronto cayó en cuenta de lo que le proponían.

—¿Quieren que viva con ustedes…de verdad? —preguntó sorprendido.

—Si Tommy, si eso es lo que quieres tú, vivirías entre semana con nosotros y los fines de semana con tus abuelos, no digo que va a ser fácil, hay que avisar a servicios infantiles, hacer algún papeleo y en la casa vas a tener que seguir ciertas reglas pero si estás de acuerdo hoy mismo podríamos empezar con lo legal ¿Qué opinas Cachorro? —preguntó el detective mirándolo a los ojos.

—¿Voy a ser parte de su familia, ustedes están de acuerdo? —preguntó el chico esperanzado.

Al ver que sus abuelos asentían sonriéndole, prácticamente se lanzó a los brazos del detective que de no ser por qué estaba sentado hubiera caído al suelo por el arrebato del niño.

—Vale asumo que eso es un si Cachorro —comentó sonriendo y apretando su abrazo.

Ese día mientras que James se encargaba junto con Bernard Parker de los asuntos legales, Susan fue de compras y encargó algunas cosas que el chico iba a necesitar cuando saliera del hospital.

Tres días más tarde estaban comiendo cuando Jim le preguntó a su esposa cuando mandarían sus compras y notó que Tommy dejaba de comer.

—Tommy ¿Dónde están las cosas que Susan encargó para ti? —preguntó al ver que el chico bajaba la mirada.

—Es qué llamaron para avisar que las traían ésta tarde…pero yo las cancelé…eran cosas muy caras y realmente yo no necesito todo eso además de que yo no puedo pagarles eso y…no quiero que se arrepientan de cuidar de mí por qué tienen que gastar mucho —balbuceaba sin levantar la mirada por miedo de ver rechazo en sus ojos.

Jim se puso en cuclillas frente a él y tomó gentilmente su barbilla levantándole el rostro para que lo viera a los ojos.

—Mereces todo eso Tommy, no solo cosas necesarias no importa si son caras o no ¿Confías en nosotros no cachorro? Entonces tienes que obedecernos y seguir nuestras reglas, eres un niño y te aseguro que sabemos lo que hacemos, no quiero que lo vuelvas a hacer ¿vale? Ya sabes cuales son las reglas y sus consecuencias si las rompes —le aseguró el hombre mientras el chico asentía en respuesta a su pregunta.

El detective le aseguró que no importaba lo que gastaran en él o lo que hiciera jamás lo iban a alejar de ellos.

Días más tarde el detective se percató que el adolescente no estaba a la vista y le preguntó a su esposa por él.

—Está en su cuarto castigado, llamaron de la escuela para decir que se peleó a golpes con otro chico y cuando el maestro lo cuestionó le dijo que se metiera en sus asuntos.

—Eso es extraño, Tommy siempre ha sido un niño tranquilo y no es común en él ser grosero voy a hablar con él —se dio la vuelta para dirigirse a la recámara del jovencito pero Susan lo llamó.

—Sé lo que le pasa, está probándonos, quiere saber si realmente es cierto lo que le dijiste de que no importaba lo que hiciera no lo íbamos a alejar.

—¿Con qué es eso? Pues entonces tenemos que demostrarle que también lo que dije sobre las consecuencias es cierto, voy a aclarar algunos puntos con él —dijo el castaño sonriendo, le dio un beso y se dirigió a la habitación del revoltoso.

Tocó la puerta pero al no escuchar respuesta entró encontrándolo acostado en la cama jugando con un video juego.

—Estoy seguro que cuando Susan te mandó a tu habitación castigado no quiso decir que era para que jugaras con tu Gameboy —dijo extendiendo su mano para que se lo entregara.

El adolescente lo miró desafiante y sin más continuó jugando, Jim movió la cabeza y se lo quitó de las manos para después preguntarle qué era lo que había sucedido en la escuela.

— ¡Oye estaba por romper mi record, devuélvemelo! —exclamó molesto el chico.

—No y yo que tú tendría cuidado como me hablas, te hice una pregunta y espero respuesta —.

Tommy renuente le contestó solo que había peleado pero nunca le dijo el motivo por más que el detective le cuestionó.

—Vale no te voy a obligar a contarme si no quieres pero te advierto que quiero un cambio de actitud de tu parte, Tommy si tienes algún problema o alguien te está molestando habla con tus maestros o con nosotros para eso estamos, las cosas no se arreglan con los puños y no voy a permitir que mi hijo se comporte así por lo que estás castigado dos semanas y esto se va conmigo, lo recuperarás en dos semanas —sentenció el castaño hombre guardando el juego en su chamarra.

El muchacho preguntó asombrado a que se refería con su hijo a lo que el detective le aclaró que ellos siempre lo habían visto como eso.

—Pa… ¿Susan…mamá está muy enojada? —preguntó Tommy dudoso si le iba a prohibir que los llamara de esa manera.

James se sorprendió ante la forma en que los llamó, se acercó sonriendo y le revolvió el cabello afectuosamente.

—No Cachorro pero sería bueno que te disculparas con ella más tarde, ahora aprovecha éste tiempo en tu habitación y medita en lo que hiciste cuando esté lista la cena te llamó —le aclaró y salió feliz de la habitación para contarle a su esposa de lo sucedido.

A partir de ese día James se volvió más estricto con el rebelde niño, no iba a permitir que su hijo se convirtiera en un delincuente.



Época Actual


—Pero yo no recuerdo jamás haber visto a papá enojarse con Tommy, de hecho parecía más que su papá, su mejor amigo, bueno con excepción de las visitas con el jabón —comentó su hija sorprendida.

La mujer se río al ver la expresión del muchacho ante el comentario de su hermana.

—No te engañes Dy, tu padre jugaba y bromeaba mucho con los dos pero era bastante más estricto con tu hermano que contigo pero jamás lo iba a hacer frente a alguien, eran asuntos privados entre ellos —contestó su madre mientras tomaba la mano del chico.

Quería cambiar el tema sabía que esa no había sido la época más brillante de su hijo y que el tema lo avergonzaba por lo que les sugirió rentar unas películas, a los dos les pareció una fantástica idea.

Más tarde los tres se encontraban en la habitación de la mujer frente al televisor Susan los observaba, los dos chicos estaban acostados boca abajo en la cama compartiendo un enorme tazón lleno de palomitas.

Se sentía feliz de que la tranquilidad volviera a su vida…hasta que escuchó a su “madura” hija.

—¡Maamá, dile a Tommy que no me moleste! —gritaba la chica.

Tranquilidad era una palabra desconocida para ese par — pensó la cazadora poniendo los ojos en blanco.